Las nenas de Tatá!

Estas líneas son dedicadas a las nenas de Tatá, las bebés que cuida mi madre!

La primera en llegar a la casa fue Andrea, quien con sus ojos grandes y con un tono marrón oscuro cautivó a los locales. Ya algo grande su genio sigue en aumento, y su color de piel tan blanco como una nube en pleno vuelo. 'Andreita' tiene un caracter fuerte, igual que el de su hermano Jan, pero le cambia cuando está a punto de dormirse en el mismo rincón del mueble que alberga los bultos de las demás. Se cree grande con apenas dos años de edad.

Somer fue la segunda, y con su amor y cariño también se convirtió en una de las favoritas, a tal punto que pasó de ser una personita desconocida y se convirtió en la única ahijada que al momento tiene mi hermana. Aunque no sabe pronunciar la letra S, la que convierte en T, habla claro y algo gracioso y con su mirada, algo achinada, tranquiliza a cualquiera. Yo le digo 'Tomer'.

Jerrica ya no visita mucho y a veces se le ve cuando le desmontan de su asiento protector para visitar a sus abuelos, que viven varias casas 'más abajo'. La 'flaca' se ganó un lugar en el seno de mi familia y su inquietud la hace única, nunca se cansa. Mi mamá tiene una foto de ella en su gabetero, una foto grande con una sonrisa enorme. Me gusta su piel acaramelada, es muy bonita.

Otra chica en asomarse fue Marai. De todas es la más que come, no se cansa de comer, pero así mismo la más activa, la más que baila. Su coreografía del 'chequi morena chequi' la hace especial, tiene ritmo y cuando la ejecuta se lo disfruta, se le nota en su interminable sonrisa. Pareciera que decidió cambiar de personalidad porque su astucia y sus ganas de seguir jugando no las tenía meses atrás. Es chula, es tremenda. Yo le digo 'Dadai', pues sus compañeritas al no saber pronunciar su nombre correctamente le llamaban así. Ya no, todas hablan más claro y me corrigen cuando cariñosamente le digo 'Dadai'. "No se llama 'Dadai', se llama Marai", dice Andrea.

Con sus ojos claros Yeriam alumbra el camino de las demás. De las antes mencionadas 'Besos', como yo le digo, y 'Ojos', como le dicen mis hermanas, es la más pequeña. Le gusta el vacilón, no le tiene miedo a nada y me domina grandemente, se me hace difícil regañarla, no puedo. Está comenzando a hablar y la manera en que me dice tío me mata. 'Tío' se ha convertido en la primera palabra del día que escucho cuando me levanto para irme a trabajar.

Esta, aunque es la menor y la última en llegar, con apenas tres meses de nacida, es la más que grita. Pero una vez come, como es normal en todos los niños, merma su sufrimiento y una sonrisa nace de su cara. Geyli es pelona y redonda, es bonita y se ríe mucho. La primera vez que vi a 'Chin Chin' llegaba de la tienda y con paquetes en mano me concentré en sus ojos, algo achinados y pequeños. Su prensencia parece acaparar la atención de toda su familia pues cuando visitó por primera vez a la mía estaba su abuela, su madre, dos muchachas y su perra, un grandanés marrón. Por qué le llamo 'Chin Chin'? No sé.

La mayor de todas se llama Angélica y es mi ahijada, hija de mi amigo Felipe. 'Kika' obtuvo su apodo gracias a Derek, nieto de mi tío Edgard y quien a su corta edad no podía pronunciar bien su nombre. Siento un orgullo tan grande por esa criatura pues su capacidad y carácter son su carta de presentación, y además fue la primera 'nieta', 'hija' y 'sobrina' en pisar mi casa. Nuestro parentesco no es de sangre, pero no importa, no hace falta porque los que la conocen saben que nosotros somos parte de su vida, indiscutiblemente. Ella rara vez me saluda y me pide la bendición, pero sé como comprarla, cuando pasa el carrito de mantecados y es ahí cuando de su boca sale el título de 'padrinito'. Me enorgullece mucho ser su padrino. Jamás le negaría algo a 'Kika'.